Las grandes presas en el río Yaqui

Por: Argelia Tiburcio Sánchez

2/nov/2022

El agua, compuesto simple, pero con características extraordinarias, es un recurso vital, esencial para cualquier forma de vida, insustituible, finito y en constante cambio de acuerdo a su ciclo. Para el pueblo yaqui, como para otros pueblos indígenas, el agua constituye un elemento sagrado de su cultura. El río Yaqui que le da nombre a su pueblo tiene un significado y valor que sobrepasa su realidad material; desde tiempos remotos. En sus márgenes se establecieron los yaquis desde tiempos inmemoriales aprendiendo a vivir bajo el régimen cambiante de sus corrientes. Para los yaquis, el respeto por la naturaleza ha sido parte fundamental de su cultura. El conocimiento desarrollado a partir de sus prácticas ancestrales ha sido pieza clave en la conservación del ecosistema, garantizando el sostenimiento de sus generaciones por lo que cualquier intervención en el cauce del río le afecta de manera importante. 

Los cambios en los flujos de los ríos alteran el sistema biofísico, el entorno ambiental y su dinámica se enlaza profundamente con la forma en que se relaciona la sociedad, dando lugar a la configuración del territorio; con efectos duraderos y con alcances geográficos mucho más allá de los lugares donde se construyen, en el ambiente y en las poblaciones circundantes. Por ello, resulta de trascendental importancia conocer las obras hidráulicas que han cambiado el paisaje del territorio yaqui. Obras que dieron inicio con la construcción del sistema de riego al final del siglo XIX. Este sistema de riego iniciado por la Comisión Geográfico Exploradora continuaría hasta bien entrado el siglo XX por la Comisión Nacional de Irrigación (CNI).

 

Plano de las colonias del Río Yaqui: que muestra los diferentes canales que hay por terminar para regar ambas márgenes. 1903

El diseño de la presa y la selección del sitio de construcción de la presa estuvieron a cargo de ingenieros estadounidenses contratados por la CNI (Evans, 2006). En 1929, se encabezó una extensa investigación para determinar el sitio óptimo. El Valle de Teras en donde estaba La Angostura, era el mejor sitio para la presa. Una vez que se decidieron por el Valle de Teras, se realizaron los estudios geológicos para determinar la resistencia de las paredes del cañón para construir la presa (Enríquez & Lorenzana, 2017).

La construcción de la presa se dio bajo la idea de superioridad y dominio de una naturaleza a la que había que domar para lograr el progreso entre los ingenieros de la CNI. Contra los elementos opuestos de la naturaleza se tuvo a la ciencia y la técnica como instrumentos para lograr dicho objetivo. Se abrieron caminos de más de cincuenta kilómetros para el traslado de hombres, materiales y equipo al cañón de La Angostura. Los trabajos específicos de la obra dieron inicio en enero de 1936. Para 1938, el proyecto empleaba a más de 1500 hombres únicamente en el sitio de la presa. Después de seis años de arduas labores y un incremento enorme en el precio de la construcción, el 10 de junio de 1942 se inauguró la presa bajo el gobierno de Manuel Ávila Camacho (Enríquez & Lorenzana, 2017). La obra fue considerada como un hito tecnológico de la época tan importante que ameritó su propia película (Castillo, 1936-1940).

 

Panorámica del vaso, cortina y vertedor de la presa Lázaro Cárdenas o La Angostura. 1964
Proyecto del Yaqui: ríos Papicochic, Bavispe y Yaqui. Realizado entre 1930-1935

La gran distancia existente entre la presa La Angostura y las zonas de riego en el Valle del Yaqui ocasionaban una demora en la llegada del agua de entre cinco y siete días.  Dos años después de haber sido construida, la obra resultó inadecuada y la Comisión Nacional de Irrigación realizó estudios para construir una segunda presa. Esta vez el sitio de construcción de la presa fue el estrecho formado por la Colinas Oviáchic y La Cantera, cercano al pueblo de Buenavista. El sitio contó con los recursos pétreos para realizar la obra, en la margen izquierda del río se pudo aperturar el canal principal y la distancia a las zonas de cultivo era de solo 12 km (Lorenzana, 2019). En mayo de 1943 la CNI ratificó el sitio como propicio. En 1944 la CNI se convirtió en Secretaría de Recursos Hidráulicos (SRH) y publicó la convocatoria para construir la presa; en 1947, la empresa Urbanizaciones S.A. ganó la licitación.

El inicio de su construcción se programó en julio de 1947 y concluyó cinco años después, en enero de 1952. Para su construcción, la empresa aplanó terrenos, introdujo cables y construyó una pequeña ciudad. Nuevamente se requirió desmontar la vegetación originaria, eliminando alamedas y mezquites. El área del vaso abarca 15 mil hectáreas; la capacidad de almacenamiento se estimó en tres mil millones de metros cúbicos. El costo proyectado fue de (233 millones 500 mil pesos) financiado por el Gobierno Federal a través de la SRH.

La presa El Oviáchic fue inaugurada por el presidente Miguel Alemán Valdés el 15 de octubre de 1952.

Vista del monumento conmemorativo de la presa Álvaro Obregón o El Oviáchic. 1959
Plano de la zona en estudio del Distrito de riego del río Yaqui. 1941

Cuatro años más tarde, en 1956 se evaluó la posibilidad de establecer una tercera presa entre las existentes de La Angostura y El Oviáchic. A diferencia de las dos anteriores, la construcción de una tercera presa se daba por la demanda de energía eléctrica en el noroeste de México derivado del creciente dinamismo del aparato productivo de la región. Las zonas agrícolas se encontraron sólidamente tecnificadas y el proceso de industrialización y urbanización puesto en marcha, gracias a la abundancia de agua, demandaba más energía eléctrica para sus operaciones (Enríquez & Lorenzana, 2017).

En este contexto, se valoró la conveniencia de utilizar el caudal de las presas ya existentes, así como la posibilidad de establecer una tercera presa. En 1958, fue inaugurada una planta hidroeléctrica en El Oviáchic y en ese mismo año el Presidente Adolfo Ruiz Cortines dio su aprobación para que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) iniciara las obras preliminares para la construcción de una tercera presa. Esta presa se ubicaría en el área conocida como “El Novillo”. La planta hidroeléctrica se concibió como una de las obras más ambiciosas de la CFE de su época con una capacidad de 2,960 millones de metros cúbicos y una cortina de 130 metros que además de generar electricidad, beneficiaría a las zonas agrícolas de riego.

 

Vista aérea del vaso de la presa Plutarco Elías Calles o El Novillo, en funcionamiento. 1971
Planta hidroeléctrica de la presa Álvaro Obregón. 1959

Hacia 1958 inició la primera etapa de los trabajos de edificación, que consistió en la construcción de vías de comunicación, así como dos campamentos, uno aguas abajo con capacidad para 500 trabajadores y otro aguas arriba para 400 persona. En marzo de 1960 ya se habían concluido los caminos y se trabajaba en la apertura del túnel que desviaría el cauce del río Yaqui para dejar libre el espacio de excavaciones y trabajos del levantamiento de la cortina.

En agosto de 1962, empezaron los colados en el desplante de la cortina, así como en la obra de toma y el vertedor. En ese año también iniciaron las gestiones para desarraigar a los habitantes de Suaqui, Tepupa y Batuc, quienes veían cada vez más cercano el fin de sus pueblos. Así, para 1963 la presa y la planta hidroeléctrica estaban prácticamente terminadas, en ese mismo año inició el llenado del vaso de la presa y el desplazamiento de población. En octubre de 1964, se hicieron pruebas y en noviembre el presidente López Mateo inauguró la obra con un costo final de 420 millones de pesos que fueron erogados durante los seis años que duró la obra.

La puesta en marcha de El Novillo cumplió con el objetivo de aumentar la generación de energía eléctrica que se destinó al servicio privado, agrícola, e industrial en el área de Hermosillo y en las zonas urbanas del Suroeste de Sonora: Cd. Obregón, Guaymas y Navojoa. Este aumento en el flujo eléctrico favoreció a las zonas de riego por bombeo de pozos, aumentando la superficie agrícola en la Costa de Hermosillo, el Valle de Guaymas, el Valle del Yaqui e incluso en Caborca.


Panorámica del vaso y cortina de la presa Plutarco Elías Calles o El Novillo, construida por la Comisión Federal de Electricidad. 1968

Castillo, F. (Dirección). (ca. 1936-1940). Obras de la Comisión Nacional de Irrigación. Presa La Angostura, Sonora. [Ver Película]

Enríquez, D. E., & Lorenzana, G. (2017). Las grandes presas en el río Yaqui (Sonora, México) y sus efectos socio-ambientales. Revista de Sociología y Antropología: VIRAJES., 19(1), 165-188. doi:10.17151.rasv.2017.19.19 [abrir archivo

Evans, S. (2006). La angustia de La Angostura: consecuencias socioambientales por la construcción de presas en Sonora. Signos Históricos, 16, 46-78. [abrir archivo]        

Lorenzana, G. (2019). La gran hidráulica en los ríos Yaqui y Mayo, Sonora, 1936-1957. Anuario de Estudios Americanos, 76(2), 715-745. doi:10.3989/aeamer.2019.2.11 [abrir archivo]       

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